"La zona más afectada por el vertido tóxico de Hungría no podrá volver a ser agrícola"
Un campo cubierto de "barro rojo" a unos 167 kilómetros al sureste de Budapest. (Imagen: Balazs Mohai / EFE)
Los habitantes de la zona más contaminada en la fuga tóxica de Hungría no podrán volver a vivir de la agricultura. Así lo cree Víctor de Lorenzo, químico del CSIC, cuya experiencia en este tipo de sucesos se remonta al desastre de Aznalcóllar, el gran vertido tóxico que contaminó Doñana en el año 1998.
España ha ofrecido su apoyo a Hungría para gestionar la catástrofe provocada por el vertido tóxico de aluminio. La secretaria de Estado de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), Teresa Ribera, ha explicado que España tiene experiencia en situaciones similares, como la de Aznalcóllar (Sevilla).Ribera ha anunciado que no le consta que en España exista una balsa igual a la de Hungría. Hay balsas de residuos mineros parecidas, aunque ni el tamaño ni el material son comparables, ha puntualizado.El vertido de la mina de pirita en Aznalcóllar (Sevilla) se produjo el 25 de abril de 1998 a raíz de la rotura de la presa de contención de la balsa de decantación de la explotación provocando un vertido de agua ácida y de lodos tóxicos que contenían concentraciones de metales pesados.Normas contra «mareas»En España existen tres normativas concretas para evitar casos así: la Ley de Responsabilidad Ambiental, el Real Decreto en materia de residuos de industrias mineras extractivas y la Ley de prevención y control integrado de la contaminación.La Ley de Responsabilidad Ambiental se enfrenta a grandes catástrofes donde no hay un seguro de cobertura. Mientras que la Ley de prevención y control integrado de la contaminación exige a los espacios de este tipo una autorización ambiental integrada que otorgan las comunidades autónomas.El aprendizaje de Aznalcóllar y una situación parecida que se produjo en Rumanía en el año 2000 motivó que la Unión Europea revisara su legislación en materia de gestión de residuos de minas.La ministra Elena Espinosa ya ha trasladado por escrito a su homólogo húngaro, Zoltan Illes, la solidaridad de España.Peligro en Sevilla y AsturiasGreenpeace recuerda que, además de Aznalcóllar, en los últimos años el peligro se ha instalado en explotaciones como Las Cruces en Sevilla, Cerro Colorado y Aguzaderas en la comarca de Río Tinto, Aguas Blancas en Badajoz o algunas de las balsas de estériles de la industria minera del oro en Asturias.Por su parte, Ecologistas en Acción ha advertido del riesgo de derrumbe en los próximos años de la Mina de las Cruces, como consecuencia de la inestabilidad del material con que está construida y por las condiciones de sol y humedad de la zona.Asociación para a Defensa Ecológica de Galicia (Adega) en Lugo ha detectadofisuras en el muro de contención de la planta de aluminio de Alcoa en Xove (Lugo): el volumen de la bolsa de Xove es siete veces mayor que la de la empresa húngara y los residuos que produce es de 4.000 toneladas por día, «con lo que se multiplican las amenazas».Finalmente, WWF explica que según un informe de 1999, en España había casi 800 balsas similares a las húngaras.(extraído de ABC 07/10/10)
Un campo cubierto de "barro rojo" a unos 167 kilómetros al sureste de Budapest. (Imagen: Balazs Mohai / EFE)
Los habitantes de la zona más contaminada en la fuga tóxica de Hungría no podrán volver a vivir de la agricultura. Así lo cree Víctor de Lorenzo, químico del CSIC, cuya experiencia en este tipo de sucesos se remonta al desastre de Aznalcóllar, el gran vertido tóxico que contaminó Doñana en el año 1998.
España ha ofrecido su apoyo a Hungría para gestionar la catástrofe provocada por el vertido tóxico de aluminio. La secretaria de Estado de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), Teresa Ribera, ha explicado que España tiene experiencia en situaciones similares, como la de Aznalcóllar (Sevilla).
Ribera ha anunciado que no le consta que en España exista una balsa igual a la de Hungría. Hay balsas de residuos mineros parecidas, aunque ni el tamaño ni el material son comparables, ha puntualizado.
El vertido de la mina de pirita en Aznalcóllar (Sevilla) se produjo el 25 de abril de 1998 a raíz de la rotura de la presa de contención de la balsa de decantación de la explotación provocando un vertido de agua ácida y de lodos tóxicos que contenían concentraciones de metales pesados.
Normas contra «mareas»
En España existen tres normativas concretas para evitar casos así: la Ley de Responsabilidad Ambiental, el Real Decreto en materia de residuos de industrias mineras extractivas y la Ley de prevención y control integrado de la contaminación.
La Ley de Responsabilidad Ambiental se enfrenta a grandes catástrofes donde no hay un seguro de cobertura. Mientras que la Ley de prevención y control integrado de la contaminación exige a los espacios de este tipo una autorización ambiental integrada que otorgan las comunidades autónomas.
El aprendizaje de Aznalcóllar y una situación parecida que se produjo en Rumanía en el año 2000 motivó que la Unión Europea revisara su legislación en materia de gestión de residuos de minas.
La ministra Elena Espinosa ya ha trasladado por escrito a su homólogo húngaro, Zoltan Illes, la solidaridad de España.
Peligro en Sevilla y Asturias
Greenpeace recuerda que, además de Aznalcóllar, en los últimos años el peligro se ha instalado en explotaciones como Las Cruces en Sevilla, Cerro Colorado y Aguzaderas en la comarca de Río Tinto, Aguas Blancas en Badajoz o algunas de las balsas de estériles de la industria minera del oro en Asturias.
Por su parte, Ecologistas en Acción ha advertido del riesgo de derrumbe en los próximos años de la Mina de las Cruces, como consecuencia de la inestabilidad del material con que está construida y por las condiciones de sol y humedad de la zona.
Asociación para a Defensa Ecológica de Galicia (Adega) en Lugo ha detectadofisuras en el muro de contención de la planta de aluminio de Alcoa en Xove (Lugo): el volumen de la bolsa de Xove es siete veces mayor que la de la empresa húngara y los residuos que produce es de 4.000 toneladas por día, «con lo que se multiplican las amenazas».
Finalmente, WWF explica que según un informe de 1999, en España había casi 800 balsas similares a las húngaras.
(extraído de ABC 07/10/10)
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