Sin duda la gran empresa del
siglo XIX fue la construcción de los ferrocarriles. La importancia que tuvo el
ferrocarril en el desarrollo y progreso durante este siglo fue vital. Los
tendidos de vías férreas se extendieron por todas partes. Las primeras
construcciones ferroviarias se planificaron para el traslado del mineral.
Siendo la minería la industria más beneficiada en su desarrollo, al utilizar el
ferrocarril como el medio de transporte más útil y rápido para la distribución
del mineral. Trasladándolo en muchos casos a puertos marítimos, donde también
mediante la máquina de vapor, era transportado vía marítima a aquellos puntos del
globo donde eran demandados.
Desde que la Revolución Industrial se puso en marcha, fueron muchas las industrias que multiplicaron su producción, beneficiándose de las distintas maquinarias que fueron incorporando para mejorar su producción. La tecnología se introdujo en la industria textil, agrícola, minera, la imprenta, etc., creándose fábricas en las que las ruedas, poleas, raíles y otros elementos tecnológicos funcionaban a pleno rendimiento. La transformación fue notable. Pero si hubo algo que revolucionara definitivamente todos los aspectos de la industria y la población, esto fue el Ferrocarril.
El ferrocarril contribuyó en todos los
sentidos al progreso general. Algo que en la actualidad sigue en pleno auge,
con avances notables tanto en rapidez como en seguridad. Como medio de
transporte ha cobrado una importancia digna del mejor elogio, ya que en
general, son muchos los países que están implantando la Alta Velocidad como
medio de transporte de viajeros. Incluso se podría decir que está sobrepasando
al transporte aéreo. En el ferrocarril se pueden diferenciar tres etapas o
épocas, a saber, la del vapor, la del diésel y la eléctrica. Sin duda la que
más se identifica con el tren es la del vapor. Casi se puede decir que todavía
sigue funcionando en nuestros días.
Cuando hablamos del tren lo primero que nos imaginamos es una locomotora de
vapor, por muy difícil que resulte ver hoy una en funcionamiento. En EE.UU. se
sigue utilizando este tipo de locomotoras, tanto en expresos como en
mercancías. Si bien, dichas locomotoras son alimentadas con diésel en lugar del
clásico carbón mineral. Cuando buscamos información ferroviaria de distintos
lugares del planeta en Internet, siempre nos encontramos con el ferrocarril de
vapor. Obviamente porque fue el primero, pero en todos los casos porque es el
que marca el origen de una transformación en todos aquellos lugares donde se
puso en marcha.
Las primeras vías férreas se
construyeron principalmente para el transporte del mineral hacia los puntos de
distribución. En estas dos últimas fotografías podemos ver el muelle (desaparecido en los años cincuenta) de
descarga de mineral en el Río Guadalquivir, junto a San Juan de Aznalfarache
muy próximo a la ciudad de Sevilla. Este muelle era la terminal del Ferrocarril
de Minas de Cala-San Juan de Aznalfarache. Este trazado superaba los 90 kilómetros que
separaban las minas del muelle en el Río Guadalquivir.
En los comienzos de ferrocarril, la mayor parte de las explotaciones
mineras construyeron vías férreas de distintos anchos. En muchos casos fueron
altamente rentables y en otros no tanto. Pero lo cierto es que la mayor parte
de ellas tuvieron una vida muy limitada, encontrándose en la actualidad la
mayoría abandonadas, e incluso desmanteladas. Otras aún siguen en
funcionamiento. Estos ferrocarriles mineros, también fueron utilizados en
muchos casos para el transporte de viajeros. Alternando ambos sistemas
indistintamente, contribuyeron al desarrollo de ciudades y lugares, consignando
en ellos un progreso que difícilmente hubieran podido conseguir sin este medio.
Hoy, todos estos ferrocarriles abandonados constituyen un Patrimonio en
aquellos lugares donde se encuentran y son símbolos del desarrollo que un día
tuvieron. Por fortuna en algunos lugares, Asociaciones e Instituciones se
interesan por su conservación. Consiguiendo en algunos casos éxito en su
empeño. Pero en muchos otros, el abandono por parte de las autoridades es total
y la despreocupación de las mismas pone de manifiesto un desinterés total por
la historia y cultura. Lamentable situación que no parece tenga solución en la
mayoría de los casos, dando lugar al saqueo y deterioro de una auténtica
arqueología ferroviaria, que bien merecería ser recogida en museos y otros
centros para su restauración y exposición pública.
Jocama, 22/03/13
Fotos tomadas de Internet
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