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sábado, 27 de febrero de 2010

Viaje al Rocío




Hoy, una vez suspendido el viaje que con antelación teníamos proyectado para estos días, el cual por causa mayor tuvimos que anular, decidimos salir, aunque fuera cerca del domicilio habitual. Así que por la mañana y a eso de las 11, salimos de casa. ¿A donde vamos?, pues mira, teniendo en cuenta que las previsiones meteorológicas, no auguran un buen día, sino todo lo contrario. Mucho viento a partir de las 14 h. aproximadamente; iremos cerca por si tenemos que dar media vuelta, que no nos coja muy apartados de casa. Desde el Aljarafe, cuando no se sabe donde ir, uno lo tiene muy claro, al Rocío. Allí va todo el mundo, creyentes, no creyentes, agnósticos, ateos, juerguistas, serios, formales, educados, menos educados, desviados, semidesviados, desviados totales, enfermos, sanos, y así nos extenderíamos hasta... por eso concluyo la lista con etc. etc. etc. Durante el viaje y a lo largo de los 75 Kilómetros de la ida, observo con detenimiento el campo. Mi condición profesional, me obliga a ello. Y no hay viaje en el que no pare de observarlo. Y hoy con mas motivos, quería ver la huella de los días precedentes, quería ver las consecuencias de tantos días de lluvia continua y copiosa. Pude comprobar como iba el Río Guadalimar, el mas importantes de todos los que podía encontrar en el camino, los arroyos, vaguadas, lagunas, etc. Todo estaba como dicen los chavales de ahora "a tope"; a pesar de no haber pasado por las zonas mas castigadas de Andalucía. A lo largo de todo el recorrido, se observa el campo saturado de tanta agua. Una vez en la Aldea del Rocío, se notaba que había llovido mucho por el estado de sus calles, muy mojadas, pero sin barro tal como nosotros concebimos el barro, ya que allí lo que hay en sus calles es arena de la marisma, mucha arena, eso si. Muy mojada, también, pero transitable, con infinidad de ondulaciones que nos recuerdan una atracción de feria. En cuanto a gente, TODAS, allí estaban todos los que tenían que ir este sábado, que eran muchos. Lo del mal tiempo y las previsiones meteorológicas, no impidieron que los que tenían que ir dejaran de hacerlo. Yo que me las dí de muy optimista me dije, hoy habrá menos gente que otros sábados. Si, si, estaba como casi todos los sábados. Gentes de todas partes, de todas las clases, allí no se pide, dni, entrada, invitación, pase especial, ni nada por el estilo, eso, es entre otras cosas, lo que hace grande a ese lugar. Una vez allí, todo el mundo sabe lo que se hace, o al menos lo que hace el noventa y nueve por ciento de los que allí vamos . Por eso me voy a saltar este punto. Y claro, una vez cumplido el rito habitual, la clásica cerveza con su correspondiente tapa como es natural. Algo también muy habitual en estos viajes, suele ser la fotografía. Aunque se repita una y otra vez, nos gusta siempre traernos una foto al menos, de la visita de ese día. Pero mis fotos de hoy estaban mas encaminadas a las condiciones climatológicas que a las personales.
Después de la cerveza, serían las 13,15 aproximadamente, el viento, que previamente nos habían anunciado una y mil veces, sería muy fuerte, hizo acto de presencia. Y la arena pese a estar mojadísima golpeaba la cara y se notaba la fuerza con que se levantaba del suelo. La laguna de la Rocina, que tan bella estampa nos ofrece en otras ocasiones, con sus caballos sueltos y galopando por la misma, hoy era un auténtico mar. Y el viento que soplaba del Suroeste, levantaba unas olas que rompían justo en el paseo donde está permanente e incansable el tamborilero alegrando a la Blanca Paloma. Era un espectáculo inusual, que incitaba a la fotografía para memorizarlo, igual que hicimos el 10 de Enero, en aquellos pueblos donde nos sorprendió la nevada. El viento era de tal fuerza que me dije, bueno esto puede ir a mas, así que vamos a plegar velas y a reiniciar el regreso antes que la cosa se complique. Lástima, pero no pude medir la velocidad del viento, no llevaba el anemómetro. Pero era de esos que si te inclinas mucho para romper la verticalidad normal, él se encarga de que no te caigas. Huelga decir que todos lo puestecillos que habitualmente suelen poner en los alrededores de la Ermita, para vender multitud de cosas, fueron desapareciendo rápidamente.
Una vez de regreso, la vuelta la hacemos muy tranquilos, no por la autopista, y si por la carretera que desde Almonte sale pasando por los pueblos de la ruta Rociera para aquellos peregrinos que acuden a la Aldea desde la zona Nor-Oriental de Andalucía, Hinojos, Villamanrique de la Condesa, Pilas, Aznalcazar, Bollullos de la Mitación y Bormujos. Una parada en Hinojos para reponer fuerzas, bueno, en realidad para comer. Continuamos el viaje contemplando por esta parte las charcas, arroyos, campos anegados, e incluso pasando con precaución por un puente que la corriente de un arroyo venido a más en estos días se lo llevó por delante; poco antes de aparcar el vehículo, definitivamente por hoy, un buen café en una cafetería confortable y resguardado del fuerte viento que durante el viaje de vuelta nos acompañó.
Conclusión, !!que cantidad de cosas podemos hacer sin alejarnos de casa!!. En cuanto a las condiciones meteorológicas, pues se están dando muy a aproximadas a sus previsiones. El hombre del tiempo ahora se suele equivocar poco. A lo mejor es porque no hay uno solo como antes, ahora hay muchos "Hombres del Tiempo" y claro entre tantos siempre hay algunos que aciertan.
Pp. C. Martín 27/Feb./2010

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